Turbulencias en las compañías Low-Cost.

El pasado 2 de octubre era noticia la cancelación caótica de vuelos de Ryanair en la que involucraba a unos 400.000 pasajeros afectados por esta medida que no se corresponde con ninguna eventualidad justificable, por lo menos a la vista de las declaraciones de la compañía de que tras esta decisión declara ya no serán necesarias nuevas y arbitrarias cancelaciones, sin justificar más allá el motivo de la medida.

Recordaba la noticia las declaraciones de Michael O’Leary durante la primera crisis de cancelación de vuelos que se produjo a mediados de septiembre: “la hemos liado con las vacaciones de los pilotos”. No deja de ser una justificación pintoresca que deja desvalido al consumidor que confía en la seriedad de las compañías aéreas independientemente de que sean Low Cost.

Este desagradable acontecimiento que puede frustrar las vacaciones de los usuarios que, fiados de la profesionalidad de esta compañía, han invertido en planificar su viaje y ahora ven cancelados sus billetes, tienen abierta la posibilidad de efectuar una reclamación amparándose en el Reglamento (CE) nº 261/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de febrero de 2004, por el que se establecen normas comunes sobre compensación y asistencia a los pasajeros aéreos en caso de denegación de embarque y de cancelación o gran retraso de los vuelos, y se deroga el Reglamento (CEE) nº 295/91.

Estas reclamaciones llevan implícita una indemnización estipulada que nos ayuda a saber con certeza que además de devolvernos el importe del billete, tienen que abonarnos en concepto de daños y perjuicios una suma que ya el propio Reglamento deja fijada a nivel armonizado de la Unión Europea. Las indemnizaciones serían las siguientes:

  1. 250 euros para vuelos de hasta 1500 kilómetros;
  2. 400 euros para todos los vuelos intracomunitarios de más de 1500 kilómetros y para todos los demás vuelos de entre 1500 y 3500 kilómetros;
  3. 600 euros para todos los vuelos no comprendidos en a) o b).

La distancia se determina tomando como base el último destino al que el pasajero llegará con retraso en relación con la hora prevista debido a la denegación de embarque o a la cancelación.

Además, Ryanair no es la única compañía Low-cost que ha tenido problemas últimamente. También la compañía Monarch se declaraba en quiebra el pasado 2 de octubre, cancelando sus vuelos, esta vez sin posibilitar la aplicación del derecho a efectuar una reclamación por los daños causados, afectando a unos 410.000 clientes.

Por lo visto, para todos aquellos que queramos viajar estos próximos días porque todavía nos queden días del verano o como es el caso de los que son de Zaragoza y cogen puente para las fiestas del Pilar, tendremos que estar atentos a aprendernos nuestros derechos como consumidores de estas líneas aéreas que parece que están sufriendo turbulencias.

https://elpais.com/elpais/2017/09/19/opinion/1505834879_556917.html?rel=mas

https://elpais.com/economia/2017/10/02/actualidad/1506920536_516694.html